El viento le descubre la cara de su preciosa negra cabellera y al mismo tiempo congela sus labios, nariz y pies. Sus cálidos ojos color café oscuro saludan y la mano se estira para despedirse de su amada en esa mañana fría de verano, raramente. El ultimo beso de esa hora, y el abrazo mas frió aunque sea de esa persona. Trabajar resulta adecuado y apropiado pero de que sirve si no nos hace feliz, es solo un pasatiempos que muchos toman como deber.
Transcurre el día sin pensar en ello, limpia ordena y ve su reflejo en el arrollo mas cercano y cristalino de sus campos. Sale a disfrutar del día, sin pensar en la despedida de su esposo y tampoco en pensar que en ese viaje puede morir y no volver jamas.. un viaje rudo y violento lleno de personas desconocidas que podrían lastimarlo y hacerlo desaparecer. El día resplandeciente ayuda a mejorar los ánimos y a calmar los mares para llegar bien a tierra. Cierra los ojos y siente el viento casi pidiéndole que baile en su jardín, rozando los pastos crecidos en sus piernas y su pollera flameando al compás de la brisa. Y una lágrima recorre su áspera y morocha piel. - ¿ A dónde ? - pregunta el vecino... - ¿ A dónde se ha ido ? ¿A la guerra ? - No.- contesta suavemente dedicándole una sonrisa. - ¿Y por qué lloras entonces ? - - ¿Qué no crees que puede morir camino al trabajo? por eso lloro, porque hoy después de 10 años de tener a ese maravilloso hombre junto a mi, me doy cuenta que no hace falta viajar a la guerra para morir. Desconocidos hay en todo lugar,¿ acaso no pueden provocar un accidente o estar enojados con la vida y desquitarse con el ? Pero lloro no de tristeza si puedes ver, sino de amor. Del amor que siento por el. Porque llorar de tristeza, si justamente podría morir en cualquier momento, sería lo mas estúpido que podría hacer. ¿Porqué no disfrutar la vida, o al menos lo que queda de ella? Y no molestarse con uno mismo por una simple discucion o una simple contestación. Porque asi voy a manejarme en mi vida, utopianamente, felizmente.